"Creo que he aprendido de mis errores"
© MK2 Productions.
30 / 04 / 2013 Gloria Scola
Ninguna presuntuosidad. Viggo Mortensen, nacido en Nueva York en 1958, un año después de la publicación de On the Road, regresa a la pantalla con la adaptación de este título, una de las cien mejores novelas del siglo XX escritas en inglés, según la revista Time. Dirigida por el brasileño Walter Salles (Estación Central de Brasil, Diarios de una motocicleta) y con la producción ejecutiva de Francis Ford Coppola ?que hace décadas adquirió los derechos? la película compitió en la sección oficial del pasado festival de Cannes y posteriormente acudió al de Toronto.
¿Cómo surgió On the Road, que no hay que confundir con The Road, basada en la novela de Cormac McCarthy que usted también llevó al cine?
Sí [sonríe]. Cuando Walter Salles me ofreció el papel de Old Bull Lee, yo estaba terminando de rodar Un método peligroso, con David Cronenberg, y le dije: "No creo que pueda prepararme el papel a tiempo". También había ganado peso para otra película y Walter me dijo: "Creo que sí puedes. Es una versión, puedes tener la pinta que quieras. Yo te quiero en la película por tus ideas y por la forma en la que afrontas tu trabajo". Y me alegro de haberlo hecho.
Así que pasó de ser Freud en Un método peligroso, a Burroughs.
Sí, y en cierta forma, los personajes están relacionados. Walter Salles, como Cronenberg, quiso que hiciera un personaje que actúa como mentor, así que resultó muy interesante. Freud y Burroughs son distintos, pero se parecen en algunas cosas. No son ortodoxos, pero sí muy cultivados. Burroughs era yonqui, estaba un poco loco y era muy metódico en cuanto a su lectura. Había leído mucho y siguió leyendo toda su vida. Freud enseñó a Jung porque le pareció un joven con talento que podía aportar cosas, y ese gusto por enseñar a otros también lo tenía Burroughs, un hombre muy generoso que, como Freud, no reclamaba la propiedad de sus ideas intelectuales, de sus conclusiones, sino que las compartía.
Old Bull Lee es un pseudónimo de William S. Burroughs. Por cierto, que bajo los efectos de las drogas, mató accidentalmente a su mujer de un disparo mientras ambos imitaban un pasaje de la leyenda de Guillermo Tell.
Es verdad. En la película trabajé una semana, ensayos incluidos. Y sabía que para esta historia era un personaje importante, ya que Burroughs fue una fuente de inspiración para todos los jóvenes escritores como Ginsberg, Kerouac, Gregory Corso y muchos otros, porque tenía un gran conocimiento en literatura, drogas, historia, idiomas... pero sobre todo, por su espíritu anarquista.
¿Y cómo fue su experiencia?
La verdad es que llegué al proyecto después de que casi todos los demás lo hubieran hecho, pero Walter Salles fue muy generoso conmigo y el guion estaba muy bien escrito. Además, me gustaban mucho sus ideas en cuanto al equilibrio establecido entre Old Bull Lee y William S. Burroughs.
¿Necesitó un maquillaje especial?
Íbamos a hacerlo, y quizá lo haría Stephane, que me transformó en The Road, pero no pudo y decidí hacerlo de todas formas. A Burroughs me parezco más, en el color de los ojos y esas cosas, así que lo preparé más desde dentro.
¿Cuándo descubrió el libro? Por cierto, uno de los preferidos de Jim Morrison.
Lo leí a los 17 o 18 años, y posteriormente, un par de veces. Pero con el libro pasa como con otras muchas cosas. Con el paso del tiempo, lo que está escrito, a no ser que lo revivas, es algo muerto. Así que yo había leído el libro, tenía una idea de la época, de los beats; pero tenía que volver a leerlo para que volviera a cobrar vida. Así que eso fue lo primero que hice, y al leerlo de nuevo me di cuenta de la importancia que tiene ahora, cuando estamos en un momento de protestas y de movimientos masivos, especialmente con gente joven, en Europa, en Norteamérica, en China, en Oriente Próximo... Principalmente liderados por gente joven que lleva el espíritu de ese tiempo. Porque en muchos aspectos, ya sea por miedo, por inseguridad, por la crisis económica... los tiempos son ahora bastante conservadores. Y actualmente hay una especie de rechazo por parte de la gente joven similar a aquel. La gente simplemente decía: "¿Por qué no hacerlo? ¿Por qué no decirlo? ¿Por qué esto es así?". Había un rechazo al status quo dictado por la autoridad. Y la gente decía: "No, me parece que no (que no trago)" [ríe]. "Yo no creo en esto". Ahora hay muchas preguntas en el ambiente y supongo que para Roman Coppola y su padre (productor de la película) tiene que haber sido duro tener que esperar 30 años a que la película se lleve al cine. Sin embargo, probablemente este es un gran momento para que se estrene, ya que la gente querrá ver la película. No solo gente mayor: gente de mi generación, gente que lo vivió o de la generación que vino después, como yo, que lo vio en los 70 con una especie de nostalgia hacia el libro y hacia el periodo de posguerra en Norteamérica. Y también gente joven que ahora descubre el libro y se identifica con él.
¿Le gusta el resultado de la película?
Sí. De hecho, mientras la preparaba, me preguntaba: "¿Cómo se va a hacer?: ¿a la americana, de forma que se mete en una caja y ya está, o te va a hacer cuestionarte cosas de la actualidad, casi todas? ¿Haremos los actores algo nuevo con los personajes? Creo que Walter nos animó a eso, y es algo bueno. Considero que habría sido un error encorsetarlos. Muchos directores, incluso buenos, habrían optado por hacer una versión encorsetada del libro, y quizá a los más puristas les hubiera gustado, pero a mí me gusta que cobre vida. Además, se podrían haber obviado los efectos de tomar drogas, no dormir, conducir a demasiada velocidad, fumar mucho, mujeres abandonadas, embarazadas. No todo en la historia son rosas. Quizá algunos directores hubieran obviado o minimizado esas cosas, pero creo que Walter lo equilibra muy bien. La película es a veces perturbadora. Es muy bonita, y cuanto más te metes en ella y te dejas llevar, más la disfrutas. Cuando la vi simplemente estaba metido en ella. Me dejaba llevar como si fuera una canción. Te hace sentir como la música: boom, boom. Es casi como Neil Cassidy (en la película llamado Dean Moriarty), que nunca para del todo. Creo que está bien hecha y ha merecido la pena.
¿Qué opina de la improvisación?
La improvisación está bien si sabes lo que estás haciendo. Suena a contradicción, pero no lo es. De hecho Burroughs no improvisaba tanto sino que probaba, en el sentido en el que lo hacían los surrealistas, así que intentó escribir más rápido de lo que pensaba. Pero la base de su pensamiento estaba ahí, no es como si lo hace alguien que no ha leído un libro en su vida.
Tiene una carrera magnífica. Es usted muy versátil.
[Sonríe]. Yo creo que he aprendido de mis errores. Actuar es algo creativo, y cuando sale bien, es lo más fácil y divertido. Pero cuando no es así, es lo más humillante. Además, a veces el director no puede ayudarte, tú ves que no puedes resolverlo... A veces ocurre.
Por último, sé que es hincha del equipo argentino San Lorenzo, de los Giants de Nueva York... ¿Y del Real Madrid?
Por supuesto. ¡Hala Madrid!